Si han leído algunos posts anteriores
supondrán que me gustan los conciertos. Ahora se supone que debería decir que
se equivocan, pero esta vez no. Creo que estos eventos son los únicos con
aglomeraciones masivas de público que tolero. Considerando además que la
mayoría de veces prefiero disfrutar la música en soledad, los conciertos son
excepciones que bien vale la pena el esfuerzo. Menciono lo del esfuerzo porque
muchas veces existen los inconvenientes de caminar varias cuadras para llegar
al local, dejar el carro lejos, soportar que un zambo te manosee en la puerta,
comprender que eres chato y los de adelante no te dejen ver, y pagar por lo
general precios elevados.
La euforia que uno puede sentir cuando sale
al escenario tu grupo o cantante favorito no tiene descripción. Aunque esto
solo puedo imaginarlo ya que mi grupo favorito nunca ha venido por estos lares,
pero ver a un grupo que te gusta y que toque alguna canción esperada es lo
mejor que te puede pasar. Creo, por lo menos me pasa a mí, me libero en un
concierto, estoy rodeado de gente con la misma afinidad (o parecida) y
dependiendo del manejo del escenario del grupo o cantante, la masa se vuelve
una.
Antes pensaba que solo se necesitaba que el
grupo subiera al escenario y tocara sus canciones para ser un buen concierto.
Reconozco que musicalmente puede ser una buena performance, pero ahora
comprendo la necesidad de realizar un espectáculo, que es al final lo que el
público viene a ver. A veces no me reconozco al escribir eso último, ya que voy
a un concierto a deleitar a mis oídos, no a mis ojos, pero también creo que un
buen show sobre el escenario es vital para la
disfrutar un poco más tus canciones favoritas.
Puedo citar algunos ejemplos: en el
concierto de Deep Purple en el Estadio Nacional se habilitó solo la tribuna
sur, el escenario estaba pegado a la tribuna lo que creó una concha acústica y
el audio era espectacular. Disfrutaba tranquilamente el concierto cuando
decidieron tocar “Perfect stranger” uno de sus temas poco conocido que no
esperaba escuchar, pero quizás el que más me gusta. Al ejecutarlo, en un solo
de guitarra hicieron un juego de luces, solo para este tema. Si puedo buscar
armonía entre sonido y luces, creo que es ésta. Me gusta ahora esta canción más
que antes del concierto.
En la presentación de Paul Mc Cartney,
interpretaron “To live and let die”, la
verdad un tema que poco me apasiona, o
apasionaba. Realizaron un espectáculo de fuegos pirotécnicos impresionantes
durante su ejecución que resultó en un momento telúrico. Ahora me parece
indispensable este tema. Este concierto fue memorable, recuerdo haber hablado
muchas veces que una de mis grandes fantasías era ver a un Beatle en vivo,
imaginaba muchas veces lo que sentiría al escuchar “Hey Jude” y pasó exactamente lo que imaginaba: cuando
entonaba la parte “…take a sad song and make better, better, better…..ohhhh”
fue un momento orgásmico y sentí, no sin asombro que una lágrima corría por mis
mejillas. Creo que soy humano al fin.
He asistido a muchos conciertos, no todos
los que me hubiera gustado pero creo que a los más importantes. Llevé a mi hija
de entonces catorce años a ver a Los Violadores, y de teloneros a Leuzemia y
Cadena Perpetua, concierto con pogo incluido. Para los limitados que no saben
que es el pogo se los explicaré: es una expresión que consiste en saltar y
chocarse en grupo unos contra otros al ritmo de la música en un concierto, muy
relacionado a la música punk. Se supone que sirve para liberar frustraciones,
estrés, o tensiones violentas. Pero esto con mi hija presente obviamente no lo
hice, aunque si en un concierto anterior de este grupo, allí si me metí al pogo
y debo reconocer que si es un acto liberador.
Y bueno, solo espero que vengan AC DC, U2,
Electric Light Orchestra, la reunión de Led Zeppelin y otras grandes bandas.
Disculpen el retraso, espero volver pronto.
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