El
titulo no puede ser más adecuado, y es que esta vez si aprendí de un error
anterior, y éste fue mencionado en el post “Campamentos”, cometí una infidencia
de la cual me arrepentí después, y pasados algunos años me sucedió una
situación similar.
Y
ésta historia comienza con ron “Pampero” y casi termina con una amistad. Resulta
que un muy buen amigo mío, colega de la universidad, quien trabajaba en
provincia vino a visitarme a casa de mi suegra donde yo vivía entonces y
obviamente hubo algo de bebidas espirituosas. Mi cuñada nos acompañaba y junto
con mi esposa no dedicamos a beber el ron en cuestión (asqueroso por supuesto,
pero eran épocas de vacas flacas, y mi presupuesto ya no alcanzaba para los
Johnny Walker etiqueta azul). Después de unos tragos mi esposa se retiró a
nuestro aposento, y luego, ya algo picado me retiré yo también y los dejé solos
en la sala.
Debo
aclarar que no fue un descuido de mi parte dejar sola a mi indefensa cuñada, ya
que mi pata tenía la fama de nerd, con evidentes limitaciones en el arte de la
seducción, y ella no sé quedaba atrás. Recuerdo que unos meses antes, ella me
preguntó que significaba la palabra “arrecha”. Con el propósito de ser
explicito le dije que cuando se encuentre con sus amigos les dijera “que estaba
arrecha” y que seguramente lo averiguaría de primera mano. Lo que nunca imaginé
es que siguió mi consejo a la letra. La siguiente vez que la vi me dijo que era
un imbécil, y más adjetivos que no pueden ser mencionados y de lo que si estoy
seguro es que nunca olvidará el significado de esa palabra.
Creo
que ya se están imaginando que pasó, ya que el factor alcohol no lo había
tenido en cuenta. Al despertar a la mañana siguiente fui a buscar a mi pata a
la sala, donde dormía cuando se quedaba hasta muy tarde y no lo encontré.
Inicialmente pensé que se había ido temprano, pero al encontrar sus zapatos
supe que estaba cerca, lo busque en el baño, la cocina, el dormitorio de mi
cuñado, hasta en el dormitorio de mi suegra (llegué a pensar en esa
posibilidad), y por último, el lugar menos probable, el dormitorio de mi
cuñada, y allí escuché sus ronquidos.
Lo
primero que hice fue despertarlos, ya que mi suegra sé despertaría pronto y
hubiera sido una situación muy embarazosa. Después de un buen rato, mi pata
salió, estaba avergonzado, creía que le iba a recriminar, pero eran adultos y
sabían lo que hacían (creo). Luego de ese encontronazo, ellos comenzaron una
relación.
Creo
que un par de meses después, el ex de mi cuñada, al enterarse que ella tenía
otra relación, decidió aparecerse, y como mi amigo trabajaba fuera, no estaba
cerca para proteger sus intereses. Ella regresó con el ex.
La
siguiente vez que mi amigo regresó a Lima, la buscó y mi cuñada decidió seguir
su relación con él. Yo, como defensor de los principios de la moral y las
buenas costumbres, decidí intervenir, le dije que no le hiciera eso a mi amigo,
dándole un ultimátum, la siguiente vez que lo vea, debía terminar con él. Y así
lo hizo.
Algunas
semanas después, mi cuñada ya formalmente con el ex, que ahora era el actual,
estaban en el auto de él, y como yo lo conocía también, estábamos los cuatro,
con mi esposa conversando dentro del vehículo, cuando llegó mi amigo y nos vio,
su enojo fue mayor al verme con ellos.
Al
mes siguiente viajé donde él se encontraba, y lo busqué, al inicio se mostró
esquivo, pero llegué con un ron para bajar las tensiones, le conté de mi
intervención, y que ella al final terminó para no hacerle más daño. Al final lo
comprendió. Ahora somos todos amigos nuevamente.
Ese era yo!!!
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