Uno de mis mejores amigos además de ser coleccionista
de Playboy, también coleccionaba una revista sobre fenómenos paranormales
llamada “Lo Insólito”. Esto pasaba allá por los ochentas, y éramos asiduos
lectores de la revista, me refiero a la segunda. Entre los temas que leíamos
estaban el fenómeno OVNI, sociedades secretas, alquimia, la psicofonía, etc.
Aunque no fuimos nunca muy creyentes de
estos temas, lo hacíamos por un interés científico, siempre buscábamos el
fraude que debería haber detrás, los puntos flojos que generaran dudas. Así que
el único tema que podíamos comprobar era la psicofonía. Ésta consistía en
colocar una grabadora en algún lugar donde se supone habitan espíritus, almas en
pena o como quieran llamarlos y grabar sus sonidos.
En una de las tantas travesías que hicimos,
llegamos a varios lugares arqueológicos aparentemente sin explorar en los
alrededores del rio Chillón. Allí había muchos restos humanos, así que fue uno
de los lugares donde intentamos grabar las “voces de los muertos”. Fuimos de
noche, por la creencia que a esas horas se les podía ver o escuchar. Pero nada
pasó, escuchamos con atención la grabación sin resultados, solo los sonidos
ambientales.
Nuestro siguiente plan era ir a un
cementerio de noche para realizar la grabación, pero aún no nos animábamos a hacerlo. Recordamos
que uno de nuestros patas nos mencionó que en su casa “veían” a un niño,
incluso la hermana de éste pata una vez me lo mencionó, así que le propusimos
grabar en su casa.
Fue un día cualquiera en la tarde,
colocamos la grabadora en el piso de la sala, nos sentamos en el suelo al otro
extremo de la habitación y empezamos a grabar. La grabación duró los treinta
minutos que tenía un lado de casete (recuerden que hablo de los ochentas), y
terminó. Lo rebobinamos y escuchamos con atención, todo iba sin novedad,
creyendo que era una prueba irrefutable que los fantasmas no existen, hasta que
escuchamos algo que no puedo explicar. Como a los quince minutos de grabación
se escucha claramente unos pasos que se acercan a la grabadora y luego como si
alguien se agachara y lo viera de cerca, ya que se escucha una respiración.
Luego todo normal, los sonidos de la calle, las aves en el jardín.
Nosotros no perdimos de vista la grabadora
en ningún momento y no vimos nada. Intentamos darnos alguna explicación pero no
encontramos ninguna coherente. Simplemente lo dejamos ahí, hasta ahora que lo
recuerdo.
Sigo siendo escéptico frente a estos temas,
cuando escucho un ruido en la noche en mi casa lo primero que pienso es en mis
gatos, o en un ladrón, aún después de esa experiencia. Falta mucha información
y la mayoría de la que existe más se basa en creencias. Tengo que ver para
creer.
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